29 October, 2008

Al final de esta entrada quiero escribir la palabra zoológico. No tengo ninguna razón para hacerlo, por eso la aventura me cautiva con su apretado arbitrio—que convierte la escritura en una gimnasia de constreñimiento, algo como un legado del Ouvroir de littérature potentielle. ¿Cómo rechazar ese llamado al desorden, esa pequeña ceremonia de incertidumbre, de extrañeza y hallazgo? En definitiva, un diario tiene en común con el ensayo más que la ficción de la persona; los une también la calistenia ejecutada a la intemperie, sin orden en la rutina de los ejercicios, libre para acabar con una tradición y empezar otra nueva.

Puede sonar como una paradoja, es verdad: Montaigne seguramente no sabía, al iniciar la redacción de cualquiera de sus glosas, discursos, cuentos o tratados, cómo iba a concluir. Su literatura es redundantemente dinámica: en el mismo acto de componerse se compone. El Journal de Paul Léautaud seguramente tenía como principios generales la sabiduría y la maledicencia, y no quizá el vaticinio nominal. Yo sí preveo el sustantivo final de estas líneas, pero el resto es para mí una creación perversamente oscura, fortuita. Tal vez esta cosa sea más bien como un paisaje abierto: puede que desde el horizonte se asomen unos buitres, o una sola jirafa, de mediana estatura, o contados hipopótamos, o tres leones perezosos, repletos. Lo que salga vendrá con libertad, a eso me refiero: nada podrá plantársele en el medio para impedir o posponer su aparición, como se plantan, entre un paseante y sus fieras, los pozos contrahechos y barrotes en el orbe artificial de un zoológico.

4 comments:

Anonymous said...

Entreleo la ironía pero no la termino de captar. Sería usted tan pedagógico como para explicármela un poco más?

Ana

Anonymous said...

No supe si de verdad piensa que lo que sale viene con libertad o no. Si le gusta esa libertad o le gusta el constreñimiento.

Ana

Luis Moreno Villamediana said...

Ana:

El constreñimiento, en este caso, era mínimo. Sólo quería escribir al final la palabra “zoológico”; el resto me resultaba enigmático, por eso aproveché para pensar en voz alta sobre el ensayo y sus libertades. Prefiero la libertad, sin duda alguna, aunque nunca faltan pequeñas marcas deliberadas que pueden servir como la luz poderosa de un faro.

Gracias por su visita y sus comentarios.

Anonymous said...

Me parece un blog muy bueno :)